jueves, 24 de abril de 2008

'Testigo de cargo'


Titulo original: Witness for the Prosecution
Año: 1957
Duración: 114 min.
País: Estados Unidos
Director: Billy Wilder
Guión: Billy Wilder, Harry Kurnitz (Teatro: Agatha Christie)
Música: Matty Malneck
Fotografía: Russell Harlan (B&W)
Reparto: Tyrone Power, Marlene Dietrich, Charles Laughton, Elsa Lanchester, John Williams, Una O'Connor, Henry Daniel, Norma Varden, Torin Thatcher, Philip Sonidoge, Ian Wolfe, Francis Compton
Productora: United Artists

He de confesar que pensé mucho en la posibilidad de escribir sobre esta película. No porque no se lo merezca, o porque no sea atractiva... la razón es más sencilla: poco puedo decir si no quiero estropearles el espectáculo. Digo bien, espectáculo, porque la película es poco menos que una mezcla entre un circo y un culebrón, aderezado, eso sí, con la clase y elegancia inglesas.

Pero, como digo, no puedo comentar demasiados detalles de la película. Aunque sí puedo decir una cosa: impacta cómo, con tan poco, se puede hacer tanto... intrigante, ¿no? Lo que quiero decir es que la puesta en escena es sobria, la historia parece sencilla y el desarrollo no es complejo. Sin embargo, es esa simplicidad la que acaba desorientando al espectador, pues encierra un nudo de sentimientos y pasiones difícil de vislumbrar al principio de la cinta.

Llegados a este punto, lo normal sería que la curiosidad os hubiera inoculado ya las ganas de ver esta película, pero hay gente dura de pelar, como las naranjas nuevas, así que seguiremos por los derroteros de las interpretaciones. El personaje más impactante de la película es, en contra de lo que he leído por ahí, la de Charles Laughton. Este gordinflón podría ser, sin duda, el precursor del canalla de House. Tiene una mezcla entre ancianito desvalido y capullo arrogante que acaba por robarnos el corazón a ritmo de alegatos y protestas. Tampoco se queda atrás Marlene Dietrich, que además de cantar de una forma muy simpática, interpreta de maravilla a la despechada mujercita del procesado, otro gran actor, Tyrone Power.

Una vez cerrado el capítulo de las interpretaciones, que son todas toditas muy buenas, habría que abrir el del director... pero me siento incapaz de hablar, desde mi ignoracia, de alguien tan bueno, tan elevado y maestro de maestros como es Billy Wilder. Baste decir que Fernando Trueba le llamó Dios, con todas las letras, así que más alto no puedo llegar. Quienes ya sepáis sobre las hazañas cinematográficas de este hombre probablemente entendáis este babeo; los no iniciados en el cine de Wilder, seguramente desconozcáis por qué a este invento se le llama séptimo arte. Ahí es ná.

Y hasta aquí puedo leer. Confieso que me sabe mal no poder deciros nada más, pero Wilder me prohíbe hacerlo... no es broma, ya lo veréis en la película. Me despido con la satisfacción de haber esparcido la semillita del buen cine, una vez más.